viernes, 31 de mayo de 2013

MEJOR DE UN TIRON

Hay dos formas de retirar los esparadrapos que unen los vendajes a nuestra piel. La primera es de golpe, sin pensar. Coges de la punta, pegas un tirón seco y rápido, te cagas en su puta madre porque ves las estrellas durante una milésima de segundo y se acabó. La segunda es más agónica. Vas arrancando poco a poco el apósito, con breves paradas para recuperar el control.  El dolor no es tan intenso pero se hace eterno porque parece que nunca llega a su fin. Elijas la opción que elijas te tienes que preparar mentalmente y yo hoy por hoy solo puedo optar por la primera. La segunda me resultaría insoportable. Por eso mañana me iré al cine a la sesión de nueve, apagaré el móvil y me centraré en la película. Cuando salga a la calle me conectaré, veré los resultados de golpe, me acordaré de Agapito, del gol que nos anularon en el minuto 93 contra el Valencia, de los goles que nos marcaron en el descuento el Celta y el Athletic, me cagaré en su puta madre por el dolor que me producirá ver un futuro desolador durante una milésima de segundo y se acabó.

jueves, 30 de mayo de 2013

Finales

Una de las cosas que hace que una serie gane puntos para mí es el hecho de que termine. Me molestan las series que se quedan sin resolver por falta de presupuesto o de ideas. Son como las personas que pasan de refilón por nuestras vidas sin dejarnos profundizar en ellas. En cambio las series completas, tengan las temporadas que tengan y sean de mayor o menor calidad, dejan una huella indeleble en mi interior y mi alma siente algo de congoja por lo que esos finales suponen de despedida. Ayer terminé de ver una serie flojita, "Las chicas Gilmore". Confieso que me he tragado las 7 temporadas porque a mis hijas las tenía cautivadas y aunque no estará en mi top cien de series, no he podido evitar sentir cierta tristeza durante los instantes finales pensando que los personajes desaparecerían de mi vida. Recordé los lagrimones que derramé cuando escuché la voz de Sam Malone diciéndole a un cliente que intentaba entrar en Cheers "lo siento, hemos cerrado". O cuando los chicos de Friends dejan el apartamento y la cámara lo recorre mostrándolo frío, desnudo y con las llaves inútiles abandonadas sobre el aparador. O el brutal corte del "Don´t stop believing" que suena mientras los Soprano cenan en un drugstore. Podrían ser miles las referencias a personajes que me han acompañado durante mucho tiempo y que, de repente, se marchan de mi salón sin previo aviso dejando un vacío irremplazable. Creo que esa nostalgia se debe a nuestro perverso sentido de la posesión. Ya sé que puedo recuperar capítulos de todas esas series, pero no es lo mismo. Pasa como cuando alguien con quien convives día a día se marcha a vivir fuera. Siempre puedes viajar para verlo, pero no es lo mismo. Mientras veía el plano ñoño de Lorelai y Rory conversando a través del cristal de la cafetería de Luke me acordé de Sam Malone, de Joey, Ross y compañía, de Tony Soprano, pero también de Denny Crane, Héctor de la Vega, Josiah Barlett, Jack Shepard, Chanquete, Omar Little, Frasier, Jerry Seinfield, Jack Bauer, Kevin Arnold, Charles Ingalls, Heidi,...¡Jo! ¡Cómo os echo de menos!

jueves, 23 de mayo de 2013

Hoy empieza un nuevo día

Queridos amigos,
este es el nuevo blog de Santi. Me ha tocado crearlo a mí y no es el primer escritor al que se lo hago. A los anteriores les sirvió para iniciar una carrera literaria meteórica. Mucha suerte amigo y bienvenidos a todos.