jueves, 18 de diciembre de 2014

LA SEÑORITA JULIA






Resulta de extrema dificultad trasladar una obra de teatro al cine. Ambas artes se encuentran muy próximas pero es obvio que hablamos de hábitats diferentes. Viene a ser como si sacas al pez afuera del agua. Tampoco es que sea ciencia ficción ya que, en sentido contrario, el hombre es capaz de sumergirse en el líquido elemento y moverse más o menos a sus anchas durante un buen rato. Películas basadas en obras de teatro ha habido cientos y las seguirá habiendo a pesar de sus complicaciones. Algunas de ellas se me antojan auténticas maravillas porque han sabido adaptarse al nuevo medio perfectamente, (ahí tenemos la reciente "Agosto" sin ir más lejos), pero la mayoría acaban por estrellarse y terminan por pedir a gritos el regreso a su medio natural. 

La veterana actriz y directora Liv Ullmann se ha atrevido con la enésima adaptación de la conocida obra de Johan August Strindberg, "Miss Julie", que nos cuenta la relación entre una noble y un criado durante la noche de San Juan.

Como gran parte de la obra de Strindberg, esta pieza es dramática hasta el extremo, con unos personajes atormentados que rebosan pasiones excesivas en cada palabra, en cada sentimiento y en cada silencio utilizado para mostrarnos su complejo mundo interior.

Colin Farrell y Jessica Chastain, muy bien acompañados por Samantha Morton, componen una extraordinaria pareja protagonista que en ocasiones recuerdan a Richard Burton y Elizabeth Taylor interpretando los caracteres del también dramaturgo Tennesse Williams. La dirección de Liv Ullmann se muestra experta y acertada. La producción es de calidad con unos vestuarios muy logrados y una escenografía cerrada que no agobia y que recoge con fidelidad la Irlanda de finales del XIX. Pero los diálogos y soliloquios de los personajes, (que abordan temas tan universales como la diferencia de clases, la fidelidad, la muerte, la religión o el respeto), buscan desesperadamente el patio de butacas a rebosar, las toses contenidas, los aplausos en vivo, en definitiva, el calor y la proximidad del teatro, y al encontrarse con la pantalla por barrera y las palomitas crujiendo sin pudor en una sala casi vacía, se convierten en algunos momentos en grotescas excentricidades que provocan un desborde de sentimientos que resulta excesivo por demás.

LO MEJOR.- Unos soberbios Colin Farrell y, sobre todo, Jessica Chastain
LO PEOR.- El texto está fuera de su hábitat natural
NOTA.- 6

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