domingo, 21 de diciembre de 2014

MOMMY






Podéis ver mi opinión sobre Mommy en el prestigioso blog "Los lunes seriéfilos" pinchando en el enlace

http://www.loslunesseriefilos.com/2014/12/critica-mommy-2014-de-xavier-dolan.html



jueves, 18 de diciembre de 2014

LA SEÑORITA JULIA






Resulta de extrema dificultad trasladar una obra de teatro al cine. Ambas artes se encuentran muy próximas pero es obvio que hablamos de hábitats diferentes. Viene a ser como si sacas al pez afuera del agua. Tampoco es que sea ciencia ficción ya que, en sentido contrario, el hombre es capaz de sumergirse en el líquido elemento y moverse más o menos a sus anchas durante un buen rato. Películas basadas en obras de teatro ha habido cientos y las seguirá habiendo a pesar de sus complicaciones. Algunas de ellas se me antojan auténticas maravillas porque han sabido adaptarse al nuevo medio perfectamente, (ahí tenemos la reciente "Agosto" sin ir más lejos), pero la mayoría acaban por estrellarse y terminan por pedir a gritos el regreso a su medio natural. 

La veterana actriz y directora Liv Ullmann se ha atrevido con la enésima adaptación de la conocida obra de Johan August Strindberg, "Miss Julie", que nos cuenta la relación entre una noble y un criado durante la noche de San Juan.

Como gran parte de la obra de Strindberg, esta pieza es dramática hasta el extremo, con unos personajes atormentados que rebosan pasiones excesivas en cada palabra, en cada sentimiento y en cada silencio utilizado para mostrarnos su complejo mundo interior.

Colin Farrell y Jessica Chastain, muy bien acompañados por Samantha Morton, componen una extraordinaria pareja protagonista que en ocasiones recuerdan a Richard Burton y Elizabeth Taylor interpretando los caracteres del también dramaturgo Tennesse Williams. La dirección de Liv Ullmann se muestra experta y acertada. La producción es de calidad con unos vestuarios muy logrados y una escenografía cerrada que no agobia y que recoge con fidelidad la Irlanda de finales del XIX. Pero los diálogos y soliloquios de los personajes, (que abordan temas tan universales como la diferencia de clases, la fidelidad, la muerte, la religión o el respeto), buscan desesperadamente el patio de butacas a rebosar, las toses contenidas, los aplausos en vivo, en definitiva, el calor y la proximidad del teatro, y al encontrarse con la pantalla por barrera y las palomitas crujiendo sin pudor en una sala casi vacía, se convierten en algunos momentos en grotescas excentricidades que provocan un desborde de sentimientos que resulta excesivo por demás.

LO MEJOR.- Unos soberbios Colin Farrell y, sobre todo, Jessica Chastain
LO PEOR.- El texto está fuera de su hábitat natural
NOTA.- 6

domingo, 7 de diciembre de 2014

MAGIA A LA LUZ DE LA LUNA





























Ya he comentado alguna vez que resulta muy complicado hacer un comentario sobre una película y que no resulte repetitivo dada la gran cantidad de opiniones que inundan las diferentes redes sociales. Por eso, apenas han pasado 48 horas desde el estreno de la última película de Woody Allen pero las ideas están muy claras. Para empezar hay que tener en cuenta lo que dijo Margarita Chapatte en cuanto a que cualquier película mala de Woody Allen es muy superior a la media de lo que nos encontramos a diario en la cartelera. Es verdad, como dice Harry Callahan que "Magia a la luz de la luna es solo un cuentecito que ideó Allen para pasar unas vacaciones en la Provenza, pero eso de que te sientes en la butaca y con el primer fotograma, aún más, con el primer acorde musical de la Banda Sonora, tengas la certeza absoluta de que estás viendo un trabajo de Woody Allen y te sumerjas en su universo, resulta sumamente placentero y reconfortante con independencia del nivel de satisfacción posterior.


La película tiene un arranque soberbio y hace presagiar que nos vamos a deleitar con otra obra maestra del genial autor neoyorquino, pero de repente, como si de un corredor de maratones se tratara, al director le da la clásica "pedrada", se para y termina la película andando para dejar cierto sabor agridulce que no impide que, como dice José Antonio Alarcón, salgas muy feliz del cine cuando se encienden las luces.


Colin Firth y Emma Stone están correctos en sus trabajos si bien se ven superados a nivel interpretativo por unos secundarios de lujo cuyos personajes piden a gritos mayor protagonismo, más y mejores diálogos, en definitiva, más minutos en pantalla. Pero la banda sonora, la fotografía, el planteamiento de la historia, el escenario donde se desarrolla y, como reseña Guillermo Navarro, el impresionante vestuario de la asturiana Sonia Grande, que bien pudiera ser reconocido con una nominación, hacen que merezca la pena el visionado de esta película.


Anton Sagarra sostiene una teoría que suscribo plenamente. Un partido amistoso de futbol entre España e Irán no merece la pena verlo ni aunque se dispute en horario de máxima audiencia; pero millones de aficionados nos levantaríamos a las cuatro de la madrugada para presenciar un España-Irán de la primera fase de un mundial. Pues bien; cualquier estreno de Woody Allen es como un partido oficial de la selección y como dirían mis hijas y la mayoría de chavales de su generación, "hay que verlo no, lo siguiente", que no sé muy bien lo que es pero me apetecía decirlo alguna vez.



sábado, 30 de agosto de 2014

LUCY



Es un placer seguir colaborando una temporada más con el premiado blog de los lunes seriéfilos. En esta ocasión hablamos de "Lucy", la última película de Luc Besson con Scarlett Johansson como protagonista absoluta. Pinchad aquí para leer el comentario completo.

http://www.loslunesseriefilos.com/2014/08/critica-lucy-2014-de-luc-besson.html

martes, 15 de julio de 2014

MIL MANERAS DE MORDER EL POLVO




Cuando uno está enamorado le perdona todo a su pareja. Es consciente de sus defectos, de los errores que comete y de lo que al resto de la gente le puede repeler, pero al verlo tamizado por el filtro de los sentimientos no solo se le disculpa sino que llegas a ver el lado bueno de esas cosas, como rezaba en español la penúltima película del señor O´Rusell.

Algo parecido debe de suceder con nuestras particulares filias y fobias cinematográficas y así, a directores que suelen gozar del beneplácito de público y crítica, no les pasamos ni una mientras que a otros los defendemos hasta límites que no creeríamos más allá de Orion y de la Puerta de Tannhauser.

Seth MacFarlane es uno de esos autores a los que adoro y, por lo tanto, le perdono absolutamente todo. ” Padre de familia” me parece una de las series más hilarantes e irreverentes de la historia de la televisión. “American dad” y “El show de Cleveland” no llegan al alto nivel de la primera, pero mantienen un estilo propio y fácilmente reconocible, ideal para sus seguidores incondicionales. “Ted” me pareció un soplo de aire fresco en la cartelera de hace un par de veranos. Incluso su denostada conducción de la Ceremonia de los Oscars del año pasado me pareció divertida e ingeniosa. En definitiva, que me tiene cautivado y cuando supe que se estrenaba “Mil maneras de morder el polvo” empecé a sonreir sin fundamento. La gente me preguntaba si me pasaba algo, pero claro, no me parecía muy cuerdo balbucear “no, no, nada, nada, que Seth MacFarlane estrena película”, así que callaba y seguía mi camino restando importancia a mi desvarío.

Además se trata de una película del oeste, con escenarios, música y ambientación en general que parecen sacados de los clásicos westerns de los 50; el reparto incluye a Liam Neeson, Amanda Seyfried y Neil Patrick Harris además del propio Seth MacFarlane y una bellísima Charlize Teron. Los guiños y referencias cinematográficas y seriéfilas son constantes, como ya es habitual en la obra del joven creador, lo que te hace estar alerta para no perderte ni un solo gag y no dejar escapar interesantes cameos (quédense hasta el final de los títulos de crédito). En fin, que sigue fiel a su estilo y, aunque reconozco que en ocasiones se le puede ir la mano en lo escatológico y que tiene un punto chabacano y soez que resulta más excesivo en personajes reales que en dibujos animados, uno, que está enamorado y le perdona todo a su pareja, se sienta en la sala, empiezan a sonar los primeros acordes de una banda sonora típica del oeste, aparecen las majestuosas imágenes de unas montañas rocosas del far west  y siente cómo se le dibuja una sonrisa en la cara mientras en voz baja susurra como si se lo estuviera diciendo al oído al bueno de Seth: “ya estamos juntos otra vez, cariño”.


viernes, 6 de junio de 2014

DOM HEMINGWAY- BIG BAD WOLVES



En el blog habladecine que dirige y coordina Alfonso Asín podéis leer mi opinión sobre estas dos películas y la relación que tienen las expectativas creadas con la satisfacción final. Para ello solo tenéis que pinchar en este enlace:
http://habladecine.com/satisfaccion-es-igual-al-resultado-menos-las-expectativas/

miércoles, 2 de abril de 2014

DALLAS BUYERS CLUB

 
 
El gran Harry Callahan escribía el otro día acerca de "True detective" y empezaba su crítica recordando el fabuloso gol del barrilete cósmico a la pérfida Albión, para desarrollar su post con un paralelismo serie/futbol cuya lectura os recomiendo encarecidamente(cinemagnum44.blogspot.com). Nada más lejos de mi intención que intentar emular al maestro, pero me viene al pelo la comparativa futbolera para trasladar la sensación que me dejó el visionado de esta película.

Creo que todos estamos de acuerdo en que Cristiano Ronaldo es un gran jugador; uno de los mejores del mundo, pero a veces me pregunto si siempre resulta beneficioso para una plantilla de la calidad del Real Madrid. Mi opinión personal es que Ronaldo puede desatascar cualquier partido y sacarlo adelante, pero también creo que el Real Madrid sin él es más equipo. Puede que pierda algo de pegada individual pero gana en conjunto, en elaboración y en posibilidades porque los creadores del centro del campo tienen más opciones y más sitios adonde mirar. La sensación general es que destaca tanto la definición de este killer, es tan aplastante su superioridad física y es tal la dependencia del resto que acaba por eclipsar la calidad de extraordinarios peloteros que juegan a su lado.

De "Dallas Buyers Club" había oído y leído los suficientes comentarios como para sacar el factor común de que se trataba de una notable película que, no obstante, distaba mucho de ser redonda. La unanimidad se centraba en destacar la interpretación del actor de moda, Matthew McConaughey, que además del favor del público, se ha ganado con esta interpretación el reconocimiento de la crítica arrasando con todos los premios posibles de la industria.

No hace falta ser un lince para deducir que "Dallas Buyers Club" es el Real Madrid y Matthew McConaughey su CR7 particular. Sus últimos trabajos (al parecer, desde que cambió de agente) están resultando soberbios, pero aquí roza la perfección y da la impresión de que ese es el mayor problema de esta película. "Dallas Buyers Club" nos cuenta una interesante historia acerca de los inicios del SIDA amparada en un estupendo guión; las interpretaciones de Jared Leto, Jennifer Garner, Griffin Dunne y algún que otro brillante secundario rayan a un alto nivel (no en vano Jared Leto también ha copado buen número de premios como actor de reparto); la producción que nos traslada a la Tejas de los ochenta resulta sumamente cuidada; el trabajo de maquillaje, peluquería y vestuario es tan certero que parece sencillo a pesar de su extrema complejidad. Pero todo está al servicio del dios McConaughey cuya interpretación queda pegada en el paladar de un espectador al que le resulta imposible saborear otra cosa.

Hay quien dice que la película tiene lagunas de guión y momentos en los que se atasca, pero ya no sé si pensar que son situaciones provocadas por su director para darle el balón a McConaughey y permitirle que se luzca, se recree y nos deleite.
 
En definitiva, que "Dallas Buyers Club" es mucho mejor película de lo que parece. Sobria, pausada, con un trasfondo crítico atrevido, bien escrita y dirigida y mucho mejor interpretada, pero mucho me temo que dentro de unos años, cuando se recuerde esta película se dirá: "¡Ah, sí!. La de Matthew McConaughey que ganó el Oscar"

martes, 25 de febrero de 2014

EL SONIDO DEL ASCENSOR

 
Se abrió la puerta del ascensor y una vez más sentí pánico recordando las noches de hace 30 años en las que mi padre, borracho y fuera de sí, llegaba a casa.
 
Hasta donde alcanza mi memoria siempre fue así. Los primeros recuerdos me llevan hasta el sofá, donde asustadas, nos abrazábamos a mi madre mi hermana y yo, buscando un refugio que no siempre nos pudo dar. Por eso empezamos a acostarnos muy pronto y por eso la mayoría de los recuerdos son sonoros. Escondida tras la oscuridad protectora de mi habitación y enterrada bajo las sábanas,  escuchaba las súplicas iniciales de mi madre, los reproches ininteligibles de mi padre, los gritos de ambos y por fin el silencio, únicamente roto por el chasquido que resuena al estampar un puño o una mano abierta y que se repetía hasta que mi madre perdía el conocimiento o mi padre las ganas de continuar.
Desde que se escuchaba el ascensor hasta que veíamos su rostro las tres nos estremecíamos y aguantábamos la respiración mientras rezábamos en silencio para que la dosis de alcohol no lo hubiera transformado. Cuando estaba sereno o un poco chisposo mi padre era una delicia: cariñoso, divertido, ocurrente y dedicado. Nos contaba cuentos, gastaba bromas que nos hacían llorar de risa, nos arropaba y nos decía que nos quería mucho al tiempo que nos daba un beso de buenas noches. Pero cuando se pasaba de la raya se convertía en un animal y daba la impresión de que mi hermana y yo ni existíamos para él. Su borracha mirada perdida parecía centrarse en mi madre y la buscaba como la mirilla de un cazador a su presa. Hasta que la encontraba y le pegaba una paliza que llenaba de moratones su cuerpo y nuestra alma.
 
Jamás escuché a mi madre quejarse el día después. A pesar de pasearse por el salón con gafas oscuras o cojeando visiblemente, nunca le reprendió estando nosotras delante. Siempre se comportó como una esposa entregada y si en alguna ocasión le preguntábamos algo a escondidas, nos contestaba con evasivas o justificando esa actitud.
 
Pero un día mi padre llegó con la cara ensangrentada. Escapé corriendo a mi refugio desde donde asistí al ritual de cada noche. Mi madre dejó de resistirse tras lo que me pareció una interminable tunda de golpes, pero aquella vez mi padre no se había saciado. Sus pasos sonaron como si buscara otro objetivo sobre el que descargar su furia y sentí como entraba en el cuarto de mi hermana que, en seguida, rompió a llorar aterrada. El blasfemaba y le ordenaba que se callase. Entre gritos y sollozos pude distinguir alguna bofetada, el característico ruido que hace la ropa al rasgarse y por último un gemido ahogado que equivocadamente creí que había surgido de lo más profundo de mi hermana.
 
Escuché a mi madre llamar por teléfono y a los pocos minutos varias sirenas aparcaron en la calle. Nadie entró a mi cuarto esa noche y desde que se hizo el silencio en casa hasta que concilié el sueño debieron pasar varias horas.
 
En el desayuno estábamos solas las tres. Mientras mi hermana no apartaba los ojos de su intacto tazón de leche, mi madre explicó que el papá había tenido un accidente y que estaba tan malito que tendría que vivir mucho tiempo en un hospital. Durante los siguientes 20 años, a pesar de ser un vegetal, fui de vez en cuando  a visitarle con mi madre. Mi hermana no.
 
Murió hace más de cuatro años, pero todavía me acuerdo de él. He tratado de soterrar determinadas imágenes y cuando pienso en sus bromas, en sus caricias y en sus cuentos sonrío sin que nadie me vea. Pero escucho el ascensor deteniéndose en mi planta y todavía me estremezco a pesar de que mi marido, cómplice y protector me rodea con sus brazos.

lunes, 24 de febrero de 2014

domingo, 16 de febrero de 2014

viernes, 14 de febrero de 2014

UNA ESTRELLA NO CINEMATOGRAFICA


 
 
 
La idea original de este blog era hablar de futbol, cine y literatura desde un punto de vista muy particular, compartiendo sentimientos personales y sensaciones íntimas porque al fin y al cabo los lectores se presuponen amigos y conocidos a los que no me importa mostrar mi alma desnuda. Luego han sido la querencia, los hábitos y el entorno los que han conducido el contenido fundamentalmente hacia el terreno cinematográfico. Pero eso no quita para que, en ocasiones señaladas, reconduzca estas líneas y regrese momentáneamente al cometido inicial.

Hoy es una de esas ocasiones. Es 14 de febrero. Es el primer cumpleaños de mi tía Pilarín sin ella. Nos dejó hace pocos meses y es de esas ausencias que te dejan un vacío especial porque ella era muy especial como demuestran un par de anécdotas que quiero compartir.

La primera sucedió unos meses antes de casarme. Acompañado de la que entonces era mi novia y de su madre, fui al piso de San Pedro Nolasco para que conocieran a la famosa Tía Pilarín de la que tanto les había hablado. Después de tomar un café y de charlar durante un par de horas que sirvieron de presentación familiar nos dispusimos a marcharnos. La tía nos acompañó hasta la puerta del ascensor y casi cuando se estaban cerrando las puertas le dijo todo seria a mi futura suegra: “!Anda! ¡Qué morro vais a poner con este chiquillo!”. De estas hubo muchas porque mi tía Pilarín era graciosa, divertida, con un humor muy especial que no todo el mundo le pillaba. Pero daba gusto estar a su lado. Te hacía sentir muy bien y eso le hacía ser una compañía deseada por todos.

La segunda pasó a principios de 1995 cuando la empresa para la que yo trabajaba entonces decidió despedir a las 4 personas que formábamos la plantilla. En un principio yo estaba tranquilo, seguramente porque mi ingenuidad no me dejaba ser consciente de lo grave que podía llegar a ser esa situación. Una tarde fui con mis padres a ver a mi tía y a mis primas y, en un momento dado se las ingenió para quedarse a solas conmigo en el balcón que daba a la plaza. “¿Qué tal estás, prenda?” me preguntó con un gesto sombrío y preocupado que había permanecido oculto toda la tarde. “¿Qué vas a hacer ahora?”. Comprobé que estaba más preocupada que yo e intenté tranquilizarla contándole que tenía previsto aprovechar los meses de paro para acabar la carrera y dar clases de tenis por la tarde; que en principio no iba a tener problemas y que iba a tratar de sacar partido de la situación. Creo que la convencí porque todos los nervios que había escondido hasta entonces estallaron en forma de lágrimas y sollozos y entrecortadamente me juró que mientras ella viviera yo no pasaría apuros. Mi tía Pilarín era una persona muy generosa, desprendida y protectora con los suyos. Y con un corazón que no le cabía en el pecho.

En este blog es habitual que os hable de actores y directores que brillan por el extraordinario legado artístico que nos dejan. Permitidme que hoy haya rendido homenaje a otro tipo de estrella. A una mujer a la que he querido como quizás no fui capaz de demostrarle. A toda una señora que ha dejado un legado más valioso que las joyas cinematográficas de las que suelo hablar. Ha dejado a mis dos maravillosas primas y sus cuatro estupendos nietos. No hay “Cantando bajo la lluvia”, “Pulp fiction” ni “¡Qué bello es vivir!” que mejore ese reparto.

 

lunes, 10 de febrero de 2014

EL LOBO DE WALL STREET



El pasado día 8 de febrero un sobrino cumplió 20 años (14 mentales) y me comentó que por qué no había hecho ningún comentario sobre “El lobo de Wall Street”. Lo cierto es que se trata de una película magnífica que vi hace semanas, pero que Alfonso Asín ya comentó de maravilla en su blog habladecine.com y tal y como me sucede en otras ocasiones, no me apetecía nada repetir lo que ya está dicho y muy bien dicho. Sin embargo, ante una petición tan directa como la de Juan (con lo pesado que es, si no hago una reseña sobre esta película me dará la brasa toda su vida) y dado que ya ha pasado casi un mes desde su estreno, me voy a atrever a comentarla sin otro ánimo que matizar la crítica con el paso del tiempo y el poso que queda tras él.

Creo que el mejor resumen que se puede hacer de esta película es compararla con un viaje en la Aerosmith Roller Coaster, la vertiginosa montaña rusa a la que el famoso grupo de rock da nombre en Eurodisney (parecida al Furius Baco de Port Aventura). Te montas, te atas con los arneses de rigor y con el primer alarido de Steve Tyler pasas de 0 a 100 en tres segundos para comenzar una sucesión de giros, loopings, caídas imposibles, rizos y nudos que hacen que te sientas como un maravilloso muñeco con el que la atracción se ceba haciéndole disfrutar de lo lindo, todo ello con un tema del grupo taladrándote los oídos.

Martin Scorsese, uno de los mejores directores de la historia del cine (Taxi driver, Toro Salvaje, Casino, Uno de los nuestros y tantas otras) consigue con “El lobo de Wall Street” provocarnos lo mismo a nivel audiovisual narrando el nacimiento, auge y caída de un bróker que, aunque parezca mentira por las barbaridades que ves en pantalla, está basado en una historia real.

Los elementos que rodean la vida de este exitoso individuo recogen todos los vicios imaginables: sexo, drogas, corrupción, despilfarro, alcohol, mentiras, en definitiva excesos por doquier que ayudan a que Scorsese, con su excelente manejo de cámara imprima un ritmo frenético a la historia y te mantenga durante las tres horas de metraje atenazado en la butaca.

Otro de los aciertos de este brillante film está en el reparto. Leonardo di Caprio realiza una actuación sobresaliente, demostrando que es un actor que parece no tener límites, pero no es el único. A su lado está el omnipresente Matthew McConaughey con quien comparte una única escena que vale su peso en oro, Jonah Hill que sabe alternar agradables comedias desenfadadas y sin pretensiones con trabajos de enorme calidad como este que le ha proporcionado su segunda nominación al Oscar, Rob Reiner cuyos diálogos merece la pena grabar y repetir hasta la saciedad, Margot Robbie con la que seguro que mi sobrino ha soñado alguna que otra noche, Kyle Chandler dando vida al reverso luminoso de Di Caprio y convirtiéndose en el representante de todos los que vivimos una normalidad alejada del desenfreno permanente de este antihéroe que es Jordan Belfour, y algún otro que no menciono por no hacerme interminable.

En definitiva, Juan. Que no me extraña que te encantara esta película en la que inmersos en semejante vorágine, apenas se nota que se bate el record mundial del empleo de la palabra “fuck”. Un mes después todavía tengo grabadas en mi memoria muchas escenas, diálogos y situaciones que presiento que pasarán a la historia (ahora ya es tarde, pero cuando cumplas los 21 trataré de prepararte una fiesta sorpresa como la del yate). Y ya que he mencionado la crítica de Alfonso en habladecine, (haz el favor de leerla ahora mismo)  seguro que me permite que cierre este comentario copiando un poco de su talento y es que me lo pasé tan bien durante su visionado, disfruté tanto durante las tres horas de duración que “no quiero olvidarla, no debo olvidarla, no puedo olvidarla”

lunes, 13 de enero de 2014

LA GRAN BELLEZA

 

Creo que todos estamos de acuerdo en que el arte es recepción en un porcentaje bastante elevado. Un autor crea una obra con una intención, un contenido y un significado que no todos recibimos igual ya que influyen las personalidades, los gustos, las querencias pero también los estados anímicos puntuales, las experiencias vividas o incluso, en el caso del cine, el nivel de sueño con el que nos sentamos en la butaca.

Siempre me ha gustado la anécdota del globo verde que se cruza delante del coche de los Reservoir dogs cuando huyen de la policía que les persigue tras el atraco. La realidad es que en una de las naves próximas al set de rodaje de la película, el hijo de uno de los productores celebraba su cumpleaños y el globo verde se le escapó. Cuando el cámara quiso repetir la escena, Tarantino le dijo que lo dejara porque seguramente algún crítico sesudo vería un significado especial en ese detalle. No recuerdo si fue el del New York Times o el del Washington Post, pero un periodista alabó el detalle del globo que se veía durante la huida pues el color verde simbolizaba la esperanza de libertad que los atracadores buscaban durante la fuga.

Digo todo esto porque tras ver “La gran belleza” me voy con la sensación de que me han tomado un poco el pelo. No dudo de las grandes dotes artísticas de Sorrentino; reconozco una estética preciosista, una puesta en escena que llama verdaderamente la atención y una admirable intención crítica de casi todos los estamentos de la burguesía italiana. Pero lo que podría haberse adornado con unas pinceladas de surrealismo se diluye bajo una torrencial lluvia de lo absurdo que satura y acaba por engullir la esencia de lo que nos quiere contar.

Hay quien no puede con el cine de terror, hay quien no soporta la violencia tarantiniana, hay quien aborrece el cine palomitero, pero ello no impedirá reconocer los valores y la calidad de cada estilo. A mí me cansan mucho las sobredosis de surrealismo y mis sentidos quedan bloqueados de manera que de nada me sirve el virtuosismo visual, la gran interpretación de Toni Servillo, la excelente banda sonora de Lele Marchitelli o el aclamado homenaje al cine italiano del siglo pasado que, por otra parte, tampoco es mi preferido.
 
Durante diferentes momentos me sentí como cuando hace un año Leos Carax nos presentó su "Holy Motors" no solo por los paralelismos estético-conceptuales de ambas películas, sino sobre todo porque creo que son dos ejemplos claros de lo que la mayor parte del público define como cine especial mientras con los dedos hace ese aborrecible entrecomillado gestual que tan de moda se ha puesto en los últimos años.

sábado, 4 de enero de 2014

A PROPOSITO DE LLEWYN DAVIS


Una de las discusiones más frecuentes con nuestros hijos pequeños la provoca su poca disposición a probar sabores nuevos. Todos sabemos lo complicado que es introducir en su menú diario algo diferente a las pizzas, las hamburguesas y la coca cola con patatas fritas. No obstante vamos consiguiendo ampliar esa variedad culinaria aunque es habitual tropezarse cuando llegamos al pescado. Nos esforzamos en cocinarlo de la mejor manera posible, con condimentos y guarniciones que resulten apetecibles, pero aunque se lo acaben comiendo, la cara de disgusto permanece ahí. Con mi hija, la incondicional de Mario Casas, discutí el otro día por este hecho. Yo le argumentaba que era merluza fresca de primera, guisada al horno con una salsa verde que la mantuvo jugosa y que además acompañada de unos ricos mejillones la convertía en un plato cinco estrellas. Y ella me contestaba que sí, que sí. Que estaba de acuerdo en que le ofrecía los mejores ingredientes, pero que por mucho que me empeñara el resultado final no le satisfacía.

Resulta que ayer voy al cine a ver el nuevo trabajo de los Coen y entendí lo que me dijo mi hija al respecto del pescado. Partamos de la base de que a mí los Coen me entusiasman. Podría nombrar todas, pero "Quemar después de leer", "Fargo", "Arizona baby", "O brother", "El gran Lebowski", son obras maestras del cine. Me parecen unos escritores soberbios cuyas historias entretienen, resultan interesantes y te atrapan desde el inicio. Saben rodearse de un equipo técnico que interpreta a la perfección sus deseos y demuestran una gran inteligencia a la hora de realizar los castings para sus películas, seleccionando a una serie de magníficos actores a los que dirigen de maravilla.

En "A propósito de Llewyn Davis", como en la jugosa merluza al horno, se juntan unos excelentes ingredientes. Para empezar los líderes son los hermanos Coen de los que ya he hablado en el párrafo anterior. Oscar Isaac, Carey Mulligan, Justin Timberlake y John Goodman, son unos geniales actores y no he citado a la totalidad del reparto. La historia nos cuenta unos días en la vida de un cantante de folk que malvive aprovechándose de sus amistades, lo cual no deja de resultar interesante. La banda sonora comprende buenos temas que cuanto más valores este tipo de música, más apreciarás. Pero algo falla. Este pescado al horno con salsa verde y mejillones me lo como porque está rico, pero el conjunto no responde a la calidad de los ingredientes. No sé si será porque la historia no es suya, no sé si será porque me parece que se desaprovecha a unos personajes secundarios que podrían haber resultado sublimes, no sé si será porque me parece que esta película de los Coen es la menos Coen de sus películas, pero el hecho es que siendo una cinta con ingredientes para sobresaliente, a mí no me llega ni al notable.