martes, 19 de noviembre de 2013

UNA CUESTION DE TIEMPO



"Una cuestión de tiempo" es el último trabajo de Richard Curtis, el guionista de "Love actually", "Notting Hill" y "Cuatro bodas y un funeral", entre otras. Esta frase, tan aséptica a simple vista, es más que suficiente para servir como crónica de esta película y deja muy pocas opciones de decir algo que no esté, de alguna manera, incluido en ella. Es, por lo tanto, muy recomendable para los fans de este tipo de cine ya que se van a encontrar con una agradable historia de amor, salpicada con dosis de humor y en la que no faltarán los ingredientes clásicos de las películas de Curtis: bodas, funerales, familiares excéntricos, hermanas pintorescas, una buena banda sonora con brillantes canciones y, en esta ocasión, un punto de fantasía. 

El acierto en el reparto es también una constante en la obra de Richard Curtis. Sus castings son siempre certeros e intencionados. En esta ocasión Rachel McAdams ("Midnight in Paris", "Todos los días de mi vida" y sobre todo "El diario de Noa") está preciosa, con una dulzura en su sonrisa que consigue enamorar al espectador de inmediato. Su compañero, Domhnall Gleeson (el Bill Weasley de Harry Potter) ejerce a las mil maravillas de Hugh Grant y se postula como su digno sucesor. Y entre los secundarios mención especial para el veterano Bill Nighy que ya interpretó para Curtis el personaje del rockero añoso en "Love actually".

La historia evoluciona perfectamente durante las dos horas de duración, combinando situaciones y géneros gracias a un magnífico guión en el que pasan muchas cosas. Curtis no permite que la historia se estanque y consigue así que las dos horas se pasen en un suspiro durante el cual, sin apenas darte cuenta, vas saltando de la sonrisa a la lágrima, de la lágrima a la sorpresa y de la sorpresa otra vez a la sonrisa, para salir del cine con una sensación de bienestar que solo te proporcionan este tipo de películas cuyo calificativo más acertado podría ser "amable".

miércoles, 13 de noviembre de 2013

¡VIVA CACERES!

 
 
 
El 10 de mayo de 1995 en torno a las 11 de la noche Nayim soltó un zapatazo desde el centro del campo que pilló adelantado a Seaman y provocó el delirio de toda la afición zaragocista desplazada a Paris. El Real Zaragoza se proclamaba Campeón de la Recopa y ese gol pasaría a la historia como uno de los más grandes, no solo por cómo se marcó, sino por el minuto, por lo que supuso para el equipo maño y por lo que el tiempo ha determinado que sea. Sin embargo, ese título tiene detrás una larga historia más allá de ese golazo. Ese título nos recuerda a un Zaragoza que convirtió la Romareda en un fortín durante toda la temporada liguera anterior; nos recuerda una larga Copa del Rey que culminaba en el Vicente Calderón con una tanda de penalties ante el Celta que finiquitaba Higuera con un certero zapatazo tras la parada de Cedrún al lanzamiento de Alejo; nos recuerda a un Feyenord, a un Chelsea y por supuesto, a un Arsenal que sucumbieron ante la garra de nuestros leones; y nos recuerda una alineación que casi todos somos capaces de repetir de memoria: Cedrún, Belsué, Cáceres, Aguado, Solana, Aragón, Nayim, Poyet, Pardeza, Higuera y Esnáider. Juanmi, García Sanjuán, Loreto, Darío Franco, Geli y Gay ayudando desde el banquillo. Una plantilla inolvidable. Mañana miércoles en la Romareda la mayoría de ellos se reúne para disputar un amistoso contra el actual equipo con el fin de recaudar fondos e intentar homenajear a uno de los héroes del 95, Fernando Cáceres, que en la madrugada del 1 de noviembre de 2009 sufrió un atraco como consecuencia del cual recibió varios disparos, uno de ellos en el ojo, que le hicieron perder el mismo y debatirse durante varias semanas entre la vida y la muerte. Mañana va a ser un día emotivo. Mañana el zaragocismo recordará tiempos mejores, pero, sobre todo, mañana esta ciudad tiene que demostrar su agradecimiento y su cariño a una extraordinaria persona y a un gran profesional que dio muchas tardes de gloria a este equipo y que el 10 de mayo de 1995 levantó la copa que nos hizo vibrar a todos. Gracias, Fernando. Todos esperamos que te recuperes completamente. Y por encima de todo, todos queremos que sepas que Zaragoza no te olvida. ¡Animo, negro!

martes, 5 de noviembre de 2013

LA MIRADA DEL AMOR



Dicen los expertos taurinos que una buena estocada puede aumentar el premio de una faena y que, en sentido contrario, tener que emplear varios intentos para matar al toro puede echar por tierra una colección de pases vistosos destinada a cortar más de una oreja. Algo parecido sucede en el cine. Determinados finales dejan un sabor de boca que incrementan o disminuyen el valor de lo que has estado viendo previamente y hay ocasiones en las que esto resulta más evidente. "La mirada del amor" bien podría servir de ejemplo. Dirigida por Arie Posin ("Kidnapped. Historia de un secuestro") la película está interpretada por tres primeros espadas, Ed Harris y Annette Bening en los papeles principales acompañados por Robin Williams. (Por cierto, mensaje para Annette pero que tomen nota muchas actrices: cuando de joven has sido guapa y no te estropeas pasando por el quirófano, lo normal es que tu belleza natural vaya ganando como el buen vino y alcances una madurez envidiable con arrugas, patas de gallo y manchas en la piel que resultan de lo más atractivo cuando son llevadas con dignidad, clase y estilo superlativos.)
 
La sobriedad y la contención de estos magníficos actores son suficiente garantía para disfrutar con esta historia de amor crepuscular que habla de segundas oportunidades y, sobre todo, de la dificultad de pasar página. Una historia a la que te subes desde el principio para dejarte llevar con placidez durante 90 minutos y culminar con una deliciosa estocada que te transporta por unas décimas de segundo al maravilloso mundo de Leo McCarey.