Channel 4 es una cadena de televisión británica que en los últimos años se está convirtiendo en la responsable de emitir algunas de las mejores series actuales. Tras "Los informáticos", "Shameless" y "Queer as folk" han llegado a España la extraordinaria "Utopía" de la que hablé en un post anterior y la no menos original "Black Mirror", que con dos minitemporadas de tres capítulos cada una es, a día de hoy, la serie más inquietante del panorama. Los seis capítulos son independientes, con historias que no tienen otro nexo en común que la dualidad del mundo de la tecnología, los avances informáticos, en definitiva, las pantallas a las que hace referencia el título. La botella medio llena o medio vacía, el bien y el mal, ángeles y demonios. Todo en este mundo tiene dos caras y a la tecnología le pasa igual. Al confort, a la estabilidad, a la espiral de evolución en la que nos tiene inmersos este universo que nos conduce a la velocidad del sonido hacia un futuro más cómodo, se contrapone el lado perverso que puede surgir por un mal uso o incluso por el abuso de los cientos de aparatos a los que tenemos acceso. Realidad virtual, twitter, chips, móviles con cámara, etc, etc. Las situaciones que se presentan en cada capítulo tienen un doble efecto perturbador en primer lugar por los resultados que provocan, pero sobre todo, porque no parecen tan lejanas en el tiempo. "Black Mirror" es una serie sobresaliente y confieso que días después de ver alguno de sus episodios, todavía le estoy dando vueltas al tarro.
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