lunes, 26 de agosto de 2013

EL ULTIMO CONCIERTO




Decir que "El último concierto" es la mejor película que he visto en 2013 sería muy atrevido, sobre todo si pienso que Tarantino estrenó "Django desencadenado" a principios de año, pero no me cabe duda de que está entre las que conseguirían medalla si esto fuera una competición olímpica. Dirigida por Yaron Zilberman, un desconocido americano-israelí que cuenta en su historial con un documental de hace 8 años, la película es una auténtica maravilla. Las personas vivimos absorbidos por la espiral de la rutina y a veces es necesario pararse para hacer una valoración global de lo que estamos haciendo, de lo que somos y lo que aportamos a los que nos rodean y de los objetivos hacia los que nos dirigimos. Pero a veces es imposible pararse y es necesario que suceda algo para que nos hagamos muchas preguntas. "El último concierto" nos cuenta cómo las vidas de los componentes de un cuarteto de cuerda que hasta entonces habían funcionado como una máquina engrasada, con la misma perfección y coordinación con la que interpretaban su música, se tambalean como consecuencia de un hecho puntual, de una noticia inesperada. El film es de una sensibilidad exquisita. Los temas están tratados con suma contención y resulta difícil no sentirte identificado con alguna de las situaciones que se plantean ya que se habla de la paternidad, de la amistad, de las prioridades, del respeto, del cariño y el amor, en definitiva de valores y sentimientos con los que nos enfrentamos a diario.




Pero lo que eleva la nota final a sobresaliente es la soberbia interpretación de todos los actores que aparecen en pantalla, en especial de los cuatro componentes del cuarteto y, entre ellos, Christopher Walken. Los otros tres miembros del grupo, Philip Seymour Hoffman, Catherine Keener y Mark Ivanir están magníficos, impresionantes, incluso Imogen Poots, la más joven del elenco consigue estar a gran altura, pero Mr. Walken roza la perfección. Hacía mucho tiempo que un trabajo no me ponía la carne de gallina y en esta ocasión lo ha conseguido. Su manera de transmitir sin hablar, su forma de contar experiencias a modo de pequeños monólogos y sobre todo sus quince minutos finales invitan a levantarse y aplaudir. Además tenemos la inmensa fortuna de poder disfrutar de la versión original con subtítulos, hecho que recomiendo encarecidamente pues escuchar sus voces, a menudo susurrantes, contribuye a que se apodere del espectador la congoja en forma de nudo en la garganta. No puedo cerrar más que de esta forma: Gracias Sr. Walken. Muchas gracias
 







3 comentarios :

  1. Vaya, voy a tener que volver al cine. Esta la iba a dejar pasar.

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  2. Pero procura que sea en V.O.S.E. Creo que te gustará

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  3. Finalmente he visto la película única y exclusivamente por tu recomendación. Precisamente por eso esperaba mucho de ella. Estoy contigo en que los actores están muy bien y que además habla de historias humanas cercanas, dramáticas, inteligibles. Quizá demasiado próxima para los que estamos más acostumbrados al cine de evasión.

    Me parece meritorio conseguir mantener una trama sostenible con más de un protagonista, en este caso con cuatro, cuyas vidas se entrecruzan pero no van permanentemente juntas.

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