sábado, 8 de junio de 2013

CORAZON PARTIDO

Los que alguna vez hemos cogido una raqueta de tenis con mayor o menor acierto estamos entusiasmados con ver a Nadal y Ferrer en la final de Roland Garros. Los que seguimos el deporte de élite con una asiduidad que roza lo exasperante sabemos lo difícil que resulta alcanzar ese logro y reconocemos el inmenso mérito de ambos tenistas. Los que celebramos los éxitos de todo el deporte español estamos orgullosos de estos dos representantes. Los que intentamos educar a nuestros hijos en determinados valores como el esfuerzo, la constancia, la humildad y la honestidad estamos de enhorabuena porque podemos compartir con ellos, mostrándoselo en directo, dos claros ejemplos de cómo se recogen los frutos tras un trabajo bien hecho. Los que alucinamos con el record de Nadal en la tierra batida francesa estamos deseando que engorde su palmarés para que sea eterno. Los que admiramos la profesionalidad de Ferrer al ser uno de los mejores tenistas de la historia que ha asumido con suma elegancia su papel secundario al compartir espacio-tiempo con el líder mallorquín queremos que por fin gane uno de los torneos del Gran Slam. Los que queremos que mañana ganen los dos la final tenemos el corazón partido. Pero lo cierto es que ya hemos ganado.

1 comentario :

  1. El problema de Ferrer es de otros grandes a lo largo de la Historia: ser contemporáneo de un genio.

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